Quién
paga el pato.
Mauricio
Rosencof.
ESCENA
1
Son
las tres de la tarde de un día otoñal. Un hombre, con un pato de
raza criolla y sexo masculino agarrado por las patas, se detiene ante
el hogar de Doña Edugives Garcette de Marimón. Toca timbre y Doña
Edugives sale a atender.
EDUGIVES:
-¿Qué deseaba?
SEÑOR:
- Buenas tardes, señora. Su marido me manda para que le deje este
pato… Dice que lo prepare para la noche porque viene con invitados.
EDUGIVES:
- ¿Para la noche? ¡Y recién me lo trae! ¿No sabe cuántos son los
invitados?
SEÑOR:
- Creo que son dos, señora.
EDUGIVES:
- Está bien. ¿Hay que abonar algo?
SEÑOR:
- No, señora. Está pago.
EDUGIVES:
- A ver… Permítame… (toca el pato y mirándolo) Gordo
está.
SEÑOR:
- Él mismo lo eligió.
EDUGIVES:
- En fin… Traiga… (agarra el pato) ¿Está seguro que es
para acá, no?
SEÑOR:
- ¿Familia Marimón?
EDUGIVES:
- La misma. (Sacando una propina del bolsillo) Sírvase…
Para usted.
SEÑOR:
- De ninguna manera, señora. Propinas no. Soy amigo de su esposo.
EDUGIVES:
- Ah, perdone.
SEÑOR:
- Buenas tardes… y gracias de cualquier manera.
EDUGIVES:
- Buenas tardes… buenas tardes…
SEÑOR:
- Ah, qué cabeza la mía. Casi me olvidaba… Dice su marido que le
mande el sobretodo… Como refrescó, sabe.
EDUGIVES:
- ¿El sobretodo? ¿Cuál?
SEÑOR:
- El nuevo.
EDUGIVES:
- En fin… ¿Usted va para la oficina?
SEÑOR:
- No… pero se lo puedo llevar.
EDUGIVES:
- Muchísimas gracias. Le voy a dar la bufanda, también… Un
momentito ¿eh? Un momentito.
ESCENA
II
EDUGIVES:
- ¿Ya estás de vuelta, querido?
MARIMÓN:
- Sí, querida.
EDUGIVES:
- ¿Está muy fresco afuera?
MARIMÓN:
- Regular…
EDUGIVES:
- ¿A qué hora llegan los invitados?
MARIMÓN:
- ¿Qué invitados?
EDUGIVES:
- Los que ibas a traer para comer el pato.
MARIMÓN:
- ¿Qué pato?
EDUGIVES:
- El que me mandaste hoy de tarde.
MARIMÓN:
- ¿Yo?
EDUGIVES:
- Pero viejo. El pato que me mandaste por el amigo ese que te llevó
el sobretodo.
MARIMÓN:
- ¿Qué sobretodo?
ESCENA
III
En
la Comisaría. Está Marimón muy indignado frente al escribiente.
MARIMÓN:
- ¿Se da cuenta? Tome nota… tome nota.
ESCRIBIENTE:
- Un momentito… un momentito… ¿No ve que tengo que escribir a
mano?
MARIMÓN:
- Parece mentira, amigo. Ni máquina de escribir tienen.
ESCRIBIENTE:
- Tenemos… tenemos.
MARIMÓN:
- ¿Dónde?
ESCRIBIENTE:
- En la chacra del Comisario. Recién nomás la vino a buscar un
amigo… Muy servicial el hombre. El Comisario nos mandó por él una
yunta de pollos de regalo… Mírelos… ahí están. ¿Cómo era su
asunto, amigo? Le llevaron un pato ¿y qué más?
Telón
lento